El centenario que se entrenó con un salmón congelado para llevar la antorcha olímpica
Alexander Kaptarenko cumplirá en enero 102 años. Nació cuando el zar Nicolás II todavía reinaba en la Rusia Imperial y a la Revolución Bolchevique le quedaban años para germinar. Ha sobrevivió a tres guerras y al sitio de Leningrado. Pero este ciudadano de Siberia, jugador en activo de ping-pong, se mantiene en buenas condiciones físicas para cumplir un sueño antes de morir: llevar la antorcha olímpica de los JJ.OO. de Invierno por su ciudad de Novosibirsk. Y lo cumplió el pasado 6 de diciembre rumbo a Sochi, convirtiéndose así en el relevista de mayor edad en hacerlo.
Fueron sólo 200 metros a través de la plaza Karl Marx y a una temperatura de varios grados bajo bajo cero, pero a su edad recorrer esa distancia es toda una proeza. Y para lograrlo, como nadie le había prestado una antorcha ni ningún tipo de consejo para entrenarse, decidió tirar de imaginación y utilizar un salmón jorobado congelado, que paseó constantemente por su casa para hacer del brazo músculo y de su optimismo, corazón. Cuando terminaba, volvía a depositar el pescado en el congelador hasta el día siguiente.
En un principio un amigo suyo le prestó unas pesas de culturista para que su brazo se acostumbrara al esfuerzo, pero ‘son difíciles de sostener’; mientras que un salmón grande y hermoso puede agarrarse por la cola y reproducir bastante bien el reparto de equilibrios de la antorcha oficial de 2,9 kilogramos de peso.
Y no se lo toma a broma. “Este es un asunto serio, un asunto de importancia estatal, por así decirlo” afirma Alexander para explicar su determinación por hacer un buen relevo y no poner mácula en una carrera que empezó en la Plaza Roja de Moscú el pasado 7 de octubre y que transcurrirá por las 83 regiones de Rusia en un viaje de 56.000 kilómetros, desde el espacio exterior a lo más profundo del lago Baikal.
A medida que se acercaba el día del relevo, los paseos diarios de Alexander con un salmón congelado de 1,3 kilos por dentro de su casa fueron sustituidos por sesiones al aire libre con un ejemplar de casi 3 kilos, haciendo un régimen de preparación a temperaturas bajo cero para ponerse a punto de cara a su gran cita.
Aún así, a Alexander no se le pasaba por la imaginación quedar excluido de la participación en el relevo; y esperaba que los organizadores tuvieran en cuenta su edad y, a las malas, pudieran reducir la distancia de relevo estándar de los 200 metros a 50 metros cuando le tocara su turno.
Lo que sí hicieron los organizadores de Sochi 2014 fue retirar todos los obstáculos de su camino para garantizar que esta carrera pudiera pasar a la historia de los Juegos Olímpicos.
Como así ocurrió el pasado viernes, cuando un henchido de orgullo Alexander Kaptarenko realizó a la perfección sus 200 metros de relevo, cumpliendo así el sueño de convertirse en el relevista de mayor edad en portar el entorchado olímpico, superando a la británica Dinah Gould que en Londres 2012 lo hizo con 100 años de edad.
Fuentes y fotos: torchrelay.sochi2014.com y rusrep.ru. También de Olympic Talk (NBC) y RIA Novosti