Sabor metálico en la boca
Ciencia

¿Qué causa el sabor metálico en la boca?

Experimentar un sabor metálico en la boca es una sensación incómoda y, a menudo, desconcertante. Este sabor peculiar puede surgir por diversas razones y, aunque no siempre indica un problema grave de salud, es importante comprender sus posibles causas. A continuación, se analizarán en detalle los motivos más comunes de este fenómeno, desde condiciones médicas hasta factores temporales y relacionados con la dieta.

Problemas dentales y de higiene bucal

Una de las causas más comunes del sabor metálico es la mala higiene bucal o problemas dentales no tratados. Las infecciones en las encías, como la gingivitis o la periodontitis, pueden producir este sabor desagradable. Esto ocurre porque las bacterias acumuladas en la boca liberan compuestos que afectan tanto el olor como el sabor en la boca.

Además, las personas que tienen empastes de metal en los dientes, como los de amalgama, pueden notar ocasionalmente un sabor metálico, especialmente si el empaste está desgastado o dañado. La combinación de saliva y metales en estos empastes puede generar una reacción electroquímica, lo que provoca esa sensación en la boca.

Por último, la sequedad bucal (xerostomía) es otra condición que contribuye a este problema. La saliva juega un papel crucial en la percepción del sabor, y una boca seca puede alterar esta percepción, resultando en un sabor metálico o desagradable.

Efectos secundarios de medicamentos

El uso de ciertos medicamentos es otra causa común de la sensación de sabor metálico en la boca. Medicamentos como los antibióticos, los medicamentos para la presión arterial, los antidepresivos y los medicamentos para el tratamiento del cáncer, entre otros, pueden alterar el sentido del gusto.

Por ejemplo, los medicamentos que contienen litio, tetraciclinas o metronidazol son conocidos por producir un sabor metálico en algunos pacientes. Este efecto secundario ocurre porque estos medicamentos pueden alterar las células receptoras del gusto en la lengua o afectar la composición de la saliva.

Asimismo, las personas que reciben quimioterapia o radioterapia como parte de su tratamiento contra el cáncer también pueden experimentar cambios en el sentido del gusto, incluida la percepción de un sabor metálico. Esto se debe a que las terapias dirigidas a eliminar las células cancerosas también pueden dañar las células receptoras del gusto y la saliva.

Deficiencias nutricionales

Las deficiencias de vitaminas y minerales esenciales, como el zinc y la vitamina B12, pueden ser responsables del sabor metálico en la boca. Estos nutrientes son fundamentales para mantener el correcto funcionamiento de las papilas gustativas y el sistema nervioso, que a su vez están relacionados con la percepción de los sabores.

El zinc desempeña un papel importante en el mantenimiento de las células que intervienen en la percepción del gusto. Cuando los niveles de zinc en el cuerpo son bajos, el sentido del gusto puede verse afectado, lo que a menudo conduce a un sabor metálico o desagradable. De manera similar, una deficiencia de vitamina B12 puede afectar la salud del sistema nervioso, lo que también puede interferir con la forma en que se perciben los sabores.

En estos casos, la solución puede ser tan simple como corregir la deficiencia con suplementos o cambios en la dieta, pero es importante consultar con un médico para asegurarse de que esta sea la causa subyacente.

Cambios hormonales

Las alteraciones hormonales, especialmente durante el embarazo o la menopausia, pueden influir en los sentidos del gusto y del olfato. Durante el embarazo, muchas mujeres experimentan una amplia variedad de cambios en sus percepciones sensoriales, y un sabor metálico en la boca es una de las quejas más comunes.

Este fenómeno, conocido como disgeusia, está vinculado a las fluctuaciones hormonales, en particular al aumento de los niveles de estrógeno. Aunque el sabor metálico generalmente desaparece después del primer trimestre, para algunas mujeres puede ser una molestia persistente a lo largo de todo el embarazo.

En el caso de la menopausia, la disminución en los niveles de estrógenos también puede causar alteraciones en el gusto, incluida la aparición de un sabor metálico en la boca. Los cambios hormonales en este momento de la vida pueden afectar el equilibrio químico en la boca, lo que lleva a este tipo de sensaciones.

Intoxicación por metales pesados

Otra causa seria, aunque menos común, de un sabor metálico en la boca es la intoxicación por metales pesados, como el plomo, el mercurio o el arsénico. La exposición a estos metales, ya sea a través de la contaminación del agua, alimentos o aire, puede llevar a la acumulación de toxinas en el cuerpo, lo que a su vez puede causar una variedad de síntomas, incluido el sabor metálico.

Los trabajadores de industrias donde se manipulan estos metales, como la minería o la fabricación de baterías, corren un mayor riesgo de exposición. Si una persona sospecha que ha estado expuesta a metales pesados y experimenta un sabor metálico en la boca junto con otros síntomas como dolores de cabeza, fatiga o problemas neurológicos, es fundamental buscar atención médica de inmediato para realizar las pruebas pertinentes.

Alergias y sinusitis

Las alergias y las infecciones de los senos nasales, como la sinusitis, también pueden provocar un sabor metálico en la boca. Las infecciones respiratorias pueden causar una acumulación de mucosidad en la parte posterior de la garganta, lo que puede afectar la percepción del sabor y el olfato. A menudo, este sabor metálico desaparece una vez que la infección o la alergia se ha tratado y los senos nasales se han despejado.

En algunos casos, los antihistamínicos utilizados para tratar las alergias también pueden contribuir al sabor metálico debido a sus efectos secundarios de resequedad en la boca. Esta combinación de factores puede ser la razón por la cual las personas con alergias estacionales u otras afecciones respiratorias crónicas experimentan este síntoma.

Consumo de ciertos alimentos

Algunos alimentos y bebidas pueden provocar un sabor metálico en la boca. Los alimentos ricos en ácido o que contienen ciertos metales pueden dejar este sabor después de comerlos. Por ejemplo, las personas que usan utensilios de cocina de metal, como sartenes o ollas de cobre o hierro, pueden notar un sabor metálico en los alimentos cocinados en ellos.

Asimismo, algunas personas son más sensibles a los cambios en el sabor causados por los alimentos ácidos, como los cítricos o los tomates. Aunque no es un problema grave, es algo que algunas personas notan y pueden corregir cambiando sus utensilios de cocina o ajustando su dieta.

Trastornos neurológicos

El sistema nervioso desempeña un papel crucial en la percepción de los sabores, y ciertos trastornos neurológicos pueden afectar este sentido. Las personas con esclerosis múltiple, Parkinson o Alzheimer pueden experimentar cambios en su sentido del gusto, incluido el desarrollo de un sabor metálico en la boca.

Esto sucede porque las señales nerviosas que envían la información sobre el sabor al cerebro pueden verse alteradas por las condiciones neurológicas. Además, en algunos casos, los medicamentos utilizados para tratar estas enfermedades pueden contribuir al desarrollo del sabor metálico como un efecto secundario.

Reflujo gastroesofágico

El reflujo gastroesofágico es una condición en la que los ácidos del estómago suben al esófago y, a veces, a la boca. Esta condición puede causar una sensación de ardor en el pecho (acidez) y un sabor ácido o metálico en la boca. El contacto entre el ácido del estómago y las papilas gustativas puede alterar la percepción del sabor, dejando una sensación desagradable.

Las personas que padecen reflujo crónico pueden notar que este sabor metálico aparece con frecuencia, especialmente después de las comidas. El tratamiento de la acidez estomacal y el reflujo generalmente puede resolver este síntoma.

Tratamientos médicos invasivos

Ciertas intervenciones médicas, como la diálisis para pacientes con insuficiencia renal o los tratamientos con quimioterapia y radioterapia, pueden afectar el sentido del gusto. Estos tratamientos pueden interferir con la función de las células receptoras del gusto o con la composición de la saliva, lo que lleva a una disgeusia o distorsión del sabor, que a menudo se manifiesta como un sabor metálico.

Los pacientes sometidos a estas terapias pueden encontrar que el sabor de los alimentos cambia o se vuelve desagradable, lo que puede afectar su apetito y su calidad de vida. En estos casos, los médicos suelen ofrecer recomendaciones dietéticas o medicamentos para ayudar a mitigar este efecto.

Tabaco y consumo de alcohol

El uso frecuente de tabaco y alcohol también puede contribuir a la aparición de un sabor metálico en la boca. El humo del tabaco contiene varias sustancias químicas que pueden alterar la percepción del gusto. Además, fumar puede afectar la salud de las encías y los dientes, lo que también puede causar este tipo de sabor.

El consumo excesivo de alcohol puede llevar a la deshidratación, lo que a su vez puede causar sequedad bucal y afectar la percepción de los sabores. Dejar de fumar o reducir el consumo de alcohol puede mejorar estos síntomas con el tiempo.

Estrés y ansiedad

El estrés y la ansiedad pueden tener un impacto sorprendente en el cuerpo, incluidos los sentidos del gusto y del olfato. En momentos de gran estrés, el cuerpo puede producir cambios hormonales y bioquímicos que afectan las papilas gustativas, lo que puede llevar a la percepción de un sabor metálico en la boca.

Las personas que experimentan ansiedad crónica o episodios agudos de estrés pueden notar este síntoma, junto con otros efectos físicos, como boca seca o cambios en el apetito. El manejo del estrés, a través de técnicas como la meditación, el ejercicio o la terapia, puede ayudar a reducir este y otros síntomas relacionados.


El sabor metálico en la boca puede ser causado por una variedad de factores, desde problemas dentales hasta trastornos más complejos. Es importante prestar atención a este síntoma, especialmente si es persistente o si se acompaña de otros cambios en la salud.

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