En esencia, todos los seres vivos del planeta vivimos gracias a una maravillosa alquimia: la fotosíntesis de las plantas. Los animales sacrificamos la oportunidad de tomar nuestra energía directamente del sol a cambio de la movilidad, utilizando a las plantas como alimento pero ¿no sería mucho más divertido si tuviéramos lo mejor de dos mundos: desplazarnos en busca de alimento o pareja y hacer la fotosíntesis los días que estuviéramos de bajona, como este frío lunes de invierno?
Eso es lo que hace la “elysia chlorotica” una babosa marina que navega entre dos reinos, el vegetal y el animal. Este molusco que habita las aguas del Atlántico norte en Canadá y EEUU es capaz de convertir la luz del sol en energía, una capacidad que se consideraba exclusiva de las plantas. Resulta todavía más impresionante que la babosa parece haber absorbido esta habilidad de las algas que consume.
Según los biólogos, que llevan dos décadas estudiando al sorprendente animal, la Elysia utiliza genes “de contrabando” para producir clorofila y unas partes de las células, llamadas cloroplastos, para llevar a cabo el proceso de fotosíntesis. El material genético ha ido transmitiéndose de generación en generación, de modo que los ejemplares actuales han superado la necesidad de ingerir algas para obtener energía: la toman directamente de la luz solar. En cierta manera, viven del prana.
Las crías de Elisya no pueden llevar a cabo la fotosíntesis hasta que hayan “robado” sus propios cloroplastos, de modo que el destete consiste en una primera y última comida de algas. A partir de ahí, se pasan el resto de la vida nadando en el mar, ajenas a cualquier eventualidad de hambruna, más preocupadas de no servir de alimento a otras criaturas que no hayan alcanzado tan elevado nivel evolutivo.
Los investigadores criaron ejemplares en un acuario, donde comprobaron que, en efecto, pueden vivir meses sin ingerir ningún tipo de alimento: tan sólo necesitan un mínimo de 12 horas de luz al día. Los resultados del estudio han sido presentados el pasado 7 de enero en un encuentro de biólogos en Seattle.
Artículo original en LiveScience. Visto en Mother Nature, vía Rubio Oscuro Tostado.