Logo Vodafone
  • Cooking Ideas
  • De cómo los perros pudieron ayudar al Homo Sapiens a exterminar a los neandertales

Compartir en:

De cómo los perros pudieron ayudar al Homo Sapiens a exterminar a los neandertales

Uno de los enigmas clásicos de la paleoantropología es la razón por la que los neandertales se extinguieron, mientras que los humanos modernos sobrevivieron en el mismo hábitat, al mismo tiempo.

Hoy ha sonado bien fuerte en la Internet hispana una nueva hipótesis del Instituto Catalán de Paleoecología Humana y Evolución Social (IPHES) que plantea que el Homo Sapiens provocó «un genocidio neandertal» consiguiendo extinguir esta especie de la faz de la tierra, basándose en que los sapiens llegaron a Europa con una tecnología muy superior, lo que les convirtió en «la especie con la mayor capacidad destructiva de la Tierra».

Y quizá esta tecnología killer podría haber tenido cuatro patas y grandes mandíbulas. Sí, hablamos de «el mejor amigo del hombre», que también podría ser el mejor amigo de la humanidad, ya que los perros podrían haber sido esa “tecnología” que permitió a los primeros seres humanos florecer por encima de los neandertales.

Esta teoría ya fue planteada en un estudio que ilumina este período decisivo y que fue publicado en la revista Science por Paul Mellars y Jennifer French, de la Universidad de Cambridge (U.K.). Ellos argumentan, basándose en un meta-análisis de 164 sitios arqueológicos que datan de la época en que los seres humanos modernos y los neandertales se superponen en la región de Dordoña (suroeste de Francia), que la población humana moderna creció tan rápidamente que los neandertales se vieron abrumados con sus cifras.

Las dos especies coexistieron en Europa y el Medio Oriente entre 45.000 y 35.000 años atrás; al final de ese período, los neandertales estaban en fuerte declive y los humanos modernos fueron prosperando. ¿Qué pasó?

En un completo análisis en la revista American Scientist, el antropólogo Pat Shipman ha reconstruido este trabajo de la revista Science y ha llegado a una conclusión interesante: que la evolución del estado físico de los seres humanos se debe a la domesticación de los perros.

Hasta 2009 los perros se creían que habían sido domesticados hace unos 17.000 años, mucho después de que los neandertales desaparecieran. Pero ese mismo año el Real Instituto Belga de Ciencias Naturales desarrolló un método estadístico riguroso para la identificación de los cráneos fósiles de cánidos, diferenciando entre los que pertenecían a los lobos y los que lo hacían a perros. E identificaron tres cráneos paleolíticos como de perros domésticosEl primero fue de la cueva belga de Goyet y la fecha de cerca de 32.000 años atrás.

A finales del año pasado se encontró la prueba mas antigua de la temprana domesticación del perro, un cráneo canino de 33.000 años de antigüedad en muy buen estado de conservación, en una cueva en las montañas de Altai de Siberia. Sus grandes dientes los hacían parecer a los lobos europeos salvajes.

Por tanto los perros podrían haber acompañado al hombre el doble de tiempo antes de los que se pensaba. Y para relacionar las tres especies, Shipman analizó los resultados de las excavaciones de los huesos fosilizados de cánidos encontrados en Europa, durante el tiempo en que los seres humanos y los neandertales convivieron.

Y en su conjunto, proporcionan alguna evidencia convincente de que los primeros seres humanos, en primer lugar, se enfrentaron en la adoración ritual del perro. Esqueletos cánidos están presentes en un sitio de 27.000 años de antigüedad en Předmostí, en la República Checa; y muestran las poses de entierro ritual temprano, lo que demuestra que el perro no era un animal de caza sino un auténtico compañero de viaje vital.

Shipman especula que la afinidad entre seres humanos y perros se manifestó principalmente en la forma más eficiente: en la caza. Muchos sitios paleolíticos conservan grandes cantidades de huesos de mamut que, con la carne adherida, habían sido transportados desde el lugar de la matanza a los lugares donde los grupos vivían.

Si los perros llevaban la carne, los seres humanos habría ahorrado un montón de energía, por lo que cada muerte de una presa habría proporcionado una ganancia neta mayor en los alimentos, incluso después de alimentar a los perros. Alimentos adicionales en general marcan mejores efectos sobre la salud de un grupo. Y las hembras mejor alimentadas pueden tener más hijos, les pueden proporcionar más leche y pueden tener más bebés en intervalos más cortos. En poco tiempo, utilizando perros de carga podrían haber causado que la población humana fuera en aumento.

Los perros también pueden haber contribuido de manera más directa al éxito de la caza humana. Para descubrir lo grande que un perro podría marcar la diferencia, los investigadores Vesa Ruusila y Mauri Pesonen, de la Finnish Game and Fisheries Institute de Finlandia, simularon lo que podría ser el símil más cercano y fácil de estudiar de analogía en una cacería de mamuts: la caza de alces finlandeses.

Los finlandeses utilizan perros de gran tamaño como los Elkhounds noruegos o spitzes para encontrar alces y mantenerlos acorralados con sus ladridos hasta que los humanos pueden acercarse y dispararles. En los grupos de cazadores de menos de 10 personas, el peso medio en canal por cazador sin perros fue de 8,4 kilogramos por día. Con los perros, el rendimiento subió a 13,1 kilogramos por cazador por día: ¡un aumento del 56 por ciento!

Y eso sin contar las propias «cacerías de hombres», donde los sapiens ayudados por un ejército de perros podrían rastrear y hostigar a los solitarios neandertales con mayor eficacia y virulencia.

El resultado es posible que, según afirma Shipman, fuera un círculo virtuoso de la cooperación: un círculo con el que los seres humanos y sus amigos caninos se hicieron más fuertes, en conjunto y con el tiempo, hasta llegar a la sagrada relación que hoy los alumbra.

Fuentes: American Scientist, Revista Science y BBC

Compartir en: